jueves, 14 de octubre de 2010

Daphne

El camino hacia casa se hizo del todo insoportable.

A penas podía llevar disimuladamente los pinchazos de dolor que surcaban mi tobillo izquierdo a cada paso.

Afortunadamente, no había nadie en casa. Mi padre todavía seguía de viaje y mi madre no solía llegar hasta bien entrada la tarde, por lo que no tenía que preocuparme.

Nada más entrar, desconecté el teléfono y me tumbé en el sofá intentando relajarme. Pero sabía que sería del todo imposible… Y todo por aquellas últimas palabras por parte del tal Yasher.

Claro que competiría; y no le daría ninguna oportunidad para poder reírse de mí.

Cerré los ojos y me llevé las manos a la cabeza. Era demasiada presión… Y no habíamos hecho nada más que empezar.

Suspiré. La hoja lo decía bien claro: El Lunes a las seis y media de la mañana. Quedaba a penas una semana.

Por un momento pensé en Chloe.

Para ella todo sería más fácil. Sin preparaciones, sin entrenamientos, sin presión…

Mucho más fácil…

De pronto, el bolsillo exterior de mi mochila comenzó a moverse acompañado por un zumbido imparable. De nuevo el móvil.

Lo agarré con fuerza, reprimiendo las ganas de lanzarlo por la ventana, y lo pegué a mi oreja sabiendo lo que tendría que escuchar.

-¡Daphne! ¿Dónde te has metido? Te he estado buscando…

A pesar de lo distorsionado del sonido, la voz infantil y las palabras atropelladas solo podían ser de una persona.

-¿Acaso creías que aguantaría toda la mañana recluida en una clase? Lorelay que poco me conoces.

-Supuse que te irías. ¡Pero no tan pronto! Tenías que acompañarme a la clase 207.

-¿A la 207? Esa clase está vacía desde que renovaron el aula de nuevas tecnologías.

-Ahora no. ¿No lo recuerdas?

La imagen de Yasher y Arniel me asaltó de pronto. Tenía razón. No estaba vacía…

-No simpatizo con ninguno de los dos. Ve y “diviértete”.

Apagué el móvil antes de oír la respuesta y volví a tumbarme en el sofá con la pierna izquierda en alto.

Estaba segura de que Lorelay no conseguiría nada. Pero, al fin y al cabo, sería algo más de lo que poder reírnos durante toda la semana.

Quizás así podría olvidar el resto… Siempre había oído que la risa ayudaba en cualquier momento.

Noté de nuevo el dolor al intentar cambiar de posición por lo que tuve que cerrar los ojos con fuerza para evitar quejarme.

Participaría en el campeonato aunque fuese la última cosa que hiciese en la vida.

3 comentarios:

  1. hola ^^ me gusta tu historia =) espero que pronto subas el proximo capitulo =D

    Un beso.

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  2. Muchisimas gracias JuuD, somos dos escritoras las que escribimos (:

    Gracias por el comentario !!

    Un besazo.

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